ANTONIO DELTORO FABUEL

Chulilla y los intelectuales exilados.

Antonio Deltoro Fabuel

Más allá de que próximamente se le dedique un espaciorelevante como chulillano ilustre, intentando presentar a sus paisanos su pococonocida obra, sirvan estos breves apuntes sobre el escritor y poeta AntonioDeltoro Fabuel para contrastar el papel de Chulilla y sus gentes como puebloabierto y acogedor incluso en las situaciones más difíciles.

Hombre comprometido con su tiempo, amigo de sus amigos y correligionarios,la casa chulillana de Antonio Deltoro y su mujer Ana Matilde MartínezIborra siempre estuvo abierta a gran cantidad de artistas e intelectuales durantelos primeros años 30 antes de que comenzara el golpe militar y la guerracivil. Por Chulilla, paseando por sus calles, observando los meandros de surío, perdiéndose por sus montes y maravillándose con sussorprendentes parajes, pasaron temporadas importantes escritores, pintores,poetas, y políticos de la Valencia culta de los años 30: ManuelAltolaguirre, Max Aub, Juan Gil-Albert, Ramón Gaya, Manuela Ballester,Josep Renau, Guillermina Medrano (que fue la primera concejal femenina del Ayuntamientode Valencia), etc.etc.etc.


Estas estancias chulillanas del poeta y sus amigos se acabaron bruscamente conla guerra, iniciándose el exilio después de una breve estanciaen Barcelona, primero a Burdeos (Francia), donde Deltoro acabó internadoen dos campos de concentración, St. Cyprien y Barcarés. En cuantola situación lo permitió, tanto él como su mujer, cruzaronel charco marchando a Santo Domingo hasta que el dictador Trujillo, en connivenciacon el régimen franquista, fue directamente a por ellos, no tuviendomás remedio que marchar primero a México y luego a los EstadosUnidos, exilio del que no volverían oficialmente hasta los añosde la transición. Se volverá a hablar sobre el poeta chulillanoAntonio Deltoro Fabuel.

Cómo colaborador de Josep Renau escribe esta pequeña anécdota sobre el intento de nombrar a Picasso director del M;useo del Prado:
«La Dirección del Museo del Prado estaba vacante y como en otras ocasiones, se podía ocupar por cualquier figurón al uso, pero el momento exigía otra cosa. En una conversacion con el entonces Director General de Bellas Artes, José Renau, surgió el nombre de Picasso para el cargo. En otras circunstancias, la idea de ofrecer la dirección del Museo a quien estaba tan de espaldas a todo lo oficial y tan alejado durante años, física y moralmente, de España hubiera parecido una humorada. Pero el entusiasmo contagioso de Renau se impuso y allí mismo se escribió una carta de tanteo a Picasso. Pasó el tiempo, cerca de un mes, y cuando se pensaba en una salida en falso llegó la contestación emocionada de Picasso aceptando y poniéndose incondicionalmente al servicio del gobierno: pues nunca se había sentido tan español y tan compenetrado con la causa que se estaba ventilando»

Aquí podéis leer otra pequeña biografía sobre Antonio Deltoro Fabuel

Antonio Deltoro, el hijo.

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